La depresión
La depresión es ese estado peligroso a partir del cual se desarrolla la resignación, la pérdida de la voluntad de vivir y por el que el alma da su último y gran aviso de alarma antes de retraerse de la vida.
¿Qué es realmente la depresión? El nombre lo dice: un hundimiento que provoca tristeza y decaimiento. ¿Y qué es lo que se deprime? o bien planteado de una forma positiva: ¿cómo pueden cambiarse o hacerse desaparecer la tristeza y el decaimiento? La respuesta es sencilla: ¡mediante la alegría de vivir!
Pero al plantearnos esta cuestión se nos recuerda lo poco que cuidamos y atendemos a la alegría de vivir. Al no imponernos cargas pesadas, ya que no nos hace ricos, famosos o poderosos, la pisoteamos y la sacrificamos con facilidad, la consideramos algo accesorio o de escaso valor. Sin embargo, al ser el fundamento de nuestra existencia, ya que sin ella no podrían existir el alma ni el cuerpo, si no la colocamos en un primer plano de nuestros sentimientos, pensamientos y acciones por nuestro propio interés, se transformará en padecimiento y dolor para aclararnos expresamente que hemos cometido un crimen básico e imperdonable con nosotros mismos.
En realidad, todo el mundo sabe por propia experiencia dolorosa que estas palabras son verdad, pues ¿no significan nuestros dolores y males otra cosa que ausencia de alegría? ¿No aparecen la tristeza y la depresión porque nos falta algo que no deja que el sol brille en nuestra vida? Por muchas tesis morales o filosóficas y consignas ideológicas o idealistas que tomemos para expulsar la alegría de nuestra vida, la nostalgia que nuestra alma siente hacia ella no se puede extirpar. Mientras que quede insatisfecha nos causa dolor.
Este hecho, que en realidad es el recuerdo de un conocimiento que todos poseemos, es decisivo para comprender y vencer la depresión. La receta es sencilla: quien está depresivo rehúsa algo que podría darle alegría de vivir y debe volver a gozarlo. Sin embargo, seguir esta receta requiere a menudo superar considerables y muy dolorosas resistencias mentales, sobre todo por parte de la moral y de la emoción de la culpa, por lo que a muchos no les parece viable. Prefieren anestesiarse con alcohol o drogas, se evaden con distracciones o el trabajo, se engañan con una moral elevada o intentan quitarse su vida insoportable, en resumen, abusan de la fuerza con la que podrían liberarse para encerrarse todavía más en su prisión.
Pero al estar dirigida contra la vida, la depresión es un fenómeno de extraordinaria violencia. Será tanto más grave cuanto más radicalmente alguien falle a su alegría de vivir. Se han destrozado en la lucha interna entre esa fuerza que desea alegría de vivir y autorrealización y la que se lo impide.
Carlos Calleja
Psicólogo en León